Les voy a dejar un texto hoy, una pequeña reflexión sobre lo que puede significar ser Scout.
“Creo que todos alguna vez hemos deseado ser otra cosa u otra persona. A mí me pasó hace poco: Iba paseando a mi perro. Me encontraba muy triste y frustrado, quería salir de mi cuerpo y ser otra cosa, necesitaba sentirme libre. Deseé ser árbol. Deseé ser grande, alto, longevo, sabio, tranquilo; deseé servir de refugio a los pájaros y animalillos; deseé dar oxígeno a los humanos. Pero entonces pensé que tendría que temer siempre a los incendios, al hombre y a su hacha, a las tormentas, al viento, a los dientes de los castores… Pensé que nunca podría relacionarme con otras personas. Y dejé de desear ser árbol. Entonces deseé ser río. Deseé correr entre las piedras, sentir peces nadando en mis aguas, sentirme vivo, lleno de vida, capaz de saciar la sed de las criaturas; deseé notar cómo mi agua iba al mar y se hacía grande y tranquila; deseé nacer en las montañas, morir en los océanos y sentir que muchos ríos se unían a mí. Pero entonces pensé que estaría a merced de la lluvia, del clima y sus caprichos; pensé que agonizaría entre la contaminación de mis aguas, que sería inmortal y nunca podría hacer otra cosa más que llevar agua. Y dejé de desear ser río. Entonces deseé ser perro. Deseé vivir en una casa, tranquila y oficiosa, deseé amar a mi amo, sentirme seguro, proteger a los humanos, no tener que agobiarme, hacer mi voluntad. Pero entonces pensé que viviría poco tiempo, pensé que estaría a merced de mi dueño y su voluntad, que comería, pasearía y viviría cuando, donde y si él quería. Estaría esclavizado y mi vida y mi muerte dependerían de él. Y dejé de desear ser perro. Entonces deseé ser pañoleta de un scout. Deseé ser un símbolo importante colgado de un cuello merecedor de mí; deseé recibir cintas, a pesar de los pinchazos, cuando mi poseedor fuera digno de ellas; deseé ensuciarme de pintura, barro, polvo, sudor… dependiendo de mi dueño y sus condiciones. Deseé servir de pañuelo para las lágrimas y el sudor, de venda para las heridas, de tela como parte de un disfraz, de protector del Sol al ser mojado con agua, de cuerda al transportar cosas. Y pensé en que podía rasgarme, sufrir y pasarlo mal, pero no me importó. Porque también pensé en el orgullo de ser un símbolo tan importante, en ver el compañerismo, el mérito, el sufrimiento, el esfuerzo, la amistad, la lucha, la solidaridad… Pensé en el orgullo de pasar el dolor de la aguja sólo por tener esas cintas con tanto significado; pensé en el honor de representar los colores de mi grupo y quizá de rasgarme por completo al dar todo de mi sólo porque esto demostrara que había sido util para algo muy importante; pensé en los retortijones al sentir el nudo de la buena acción en mi punta, que valdrían la pena sólo por recordar así a mi dueño su deber scout; pensé en la felicidad de ser parte de un scout. Y entonces dejé de desear ser pañoleta de un scout. Y en aquel momento deseé con toda mi alma ser un scout. Porque pensé que ser pañoleta era sólo una parte de lo que significaba ser scout. Y deseé ser un compañero scout, caminar sin descanso, estar con mis amigos y compañeros, esforzarme, reír, divertirme, sufrir, luchar, vivir y lograr, con mi propio esfuerzo, la Promesa del Lobato, la Carta Ranger y, sobre todo y ante todo, la Promesa Scout. Y cumplí mi deseo de ser scout. Y cada día me esfuerzo por cumplirlo mucho más. Porque pocas cosas hay mejores en esta vida.”